25/9/19

VISITA AL MUSEO DE ARTES Y TRADICIONES POPULARES


VISITA AL MUSEO DE ARTES 
Y
 TRADICIONES POPULARES  



Teníamos ganas de salir de Carabanchel Alto y conocer más sobre nuestras raíces, así que nos fuimos 17 mujeres y Antonio a visitar "El Museo de Artes y Tradiciones Populares", un pequeño museo situado en medio del Rastro también conocido como "La Corrala".

Es un museo poco conocido pero muy interesante porque en él podemos volver nuestras miradas y nuestro corazón al pasado, concretamente a la época comprendida entre mediados del siglo XIX y mediados del XX. ¿Dónde vivía la gente? ¿Cómo celebraban sus fiestas? ¿Qué ropa llevaban? ¿Qué aperos de labranza usaban?...

La visita la podemos dividir en cinco partes. En la primera, Mª José Morocho, la persona que nos  atendió en el museo, nos explicó de una manera detallada y a la vez entretenida, qué íbamos a ver en La Corrala. Nos contó que el museo se fundó en 1975. Guadalupe González Hontoria, una  historiadora madrileña, recorrió en la década de 1970 los pueblos más remotos de España en su Renault 4x4 comprando objetos de todo tipo. Después donó todas sus adquisiciones a la Universidad Autónoma de Madrid para que todas las personas las pudiésemos ver.





Mª José, con acento muy castizo, ya que nació en el barrio de la Latina, nos relató varias curiosidades dignas de conocer: ¿Por qué se le puso el nombre de Rastro al mercadillo más conocido de Madrid? ¿Cómo empezó a difundirse la moda gracias a la Tarasca, una dragona muy curiosa que es una de las piezas de este museo? ¿De dónde provienen los nombres de la calle de la Cabeza y del Carnero? ¿Qué es la covada?...
No os vamos a responder a ninguna de estas preguntas para que vayáis a descubrirlas a este museo con tanta historia y a la vez tan lleno de vida, pero os aseguramos que es un deleite escuchar todas estas curiosidades.




Mª José nos pidió que le dijéramos dónde habíamos nacido cada una de nosotras y menudo batiburrillo. Unas éramos de Madrid, otras de Ávila, de Burgos, de Tetúan, de Tánger...
Ella lo preguntó para darnos una lección. Veníamos de diferentes ciudades pero todas teníamos un pasado en común.

La segunda parte de la visita se llevó a cabo en una sala donde Mª José nos mostró la pieza del mes del museo (un cabezudo) y después nos puso un audiovisual de siete minutos de duración. El vídeo mostraba algunas de las tradiciones y costumbres de los pueblos de España.







Y entramos en la tercera parte del trayecto donde vimos las piezas del museo: la silla de parto, los juguetes, las cunas, los cerillos, los gigantes y cabezudos, los instrumentos musicales, las vajillas... También pudimos observar la recreación de dos talleres tradicionales: una herrería y una joyería. Al final del pasillo llegamos a un corral con carro incluido. Allí había un pajar y varias fotos de cómo se vivía en las antiguas corralas (en 20 metros cuadrados vivían hasta 8 personas)











En la cuarta parte de la visita bajamos al sótano, espacio que utilizan para presentar las exposiciones temporales del museo. En septiembre se puede visitar "Mujeres ansotanas", una exposición que pone en valor el trabajo que realizaron fuera de sus casas las mujeres de Ansó (Huesca) Ellas trabajaron lejos de sus pueblos en incluso de su país, en diversas ocupaciones temporales, durante la segunda mitad del siglo XIX y el primer tercio del XX. Este dato no aparece en ningún documento oficial porque las mujeres de aquella época solo eran esposas o viudas pero nunca trabajadoras con sueldo, estaba muy mal visto. Las ansotanas se dedicaron, entre otras actividades, a vender yerbas medicinales por los pueblos. Recorrieron España caminando solas y es un caso único en nuestro país que merece conocerse.





Al final de la visita salimos al patio a ver la corrala propiamente dicha. Esta data de las últimas décadas del siglo XIX y está muy bien conservada. Es la típica casa corredor que distribuye las vivienda en torno a un gran patio central. Allí nos hicimos unas fotos de despedida y volvimos a Carabanchel Alto  a contar todo lo que habíamos aprendido y sobre todo, lo que habíamos sentido.
Estamos orgullosas de conocer a mujeres del pasado que nos dieron una lección de vida como las ansotanas y la señora Guadalupe González Hontoria; y a mujeres del presente como Mª José Morocho que siguen contando historias que no se pueden perder. Gracias a todas.






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